Presentamos a continuación una selección de poemas del libro Círculo de los ojos tristes, de la colombiana Lilian Silva.
PLEGARIA
En el humo de las grandes chimeneas se alza mi padre al cielo.
Y tantas veces vi su rostro contemplando el horizonte
atando caracoles a las sombras del mar de la tierra para mí.
Triza la tormenta como pez de fuego.
Háblale al tiempo de tus visiones.
Párteles el cráneo a los dioses con tu risa de niño.
Recuérdame cada día que no estás muerto.
Haz temblar los tambores del silencio.
Pídele a tu Dios un par de estrellas para esta angustia.
Padre, mi mano sigue pequeña para tu amor.
En el camino he soltado mis cabellos como me lo pediste
y he dado tumbos por ciega ante las bestias.
Violenta como tierna, he descendido a la noche.
Te he desobedecido, y te he nombrado.
Padre, el tedio se ha extendido sobre el asfalto.
Y los hospitales siguen matando ancianos
los suspenden como barcos, los pudren.
Padre, he conocido nuevos árboles
y hay voces pequeñas que chillan
no sé si sean pájaros
tal vez solo sean mis plegarias.
Padre, tu cuerpo danza sobre la ciudad al despedirse.
Hay una procesión de ausencias, y estoy cansada.
En la oscura muerte del mundo, las voces de los hombres.
Hay algo que se expande sin control
es la enfermedad, es el miedo.
TE HABLÉ DEL VIAJE
Te nombré el lugar
Partí de casa entendiendo que se dejan trozos de uno mismo
Que la bitácora no soporta los recuerdos
Aun así, como los niños de aquel cuento,
dejé migajas de mí misma
a medida que avanzó el tren…
Tan deprisa las estaciones que nunca conocí
paso el verano mirando la ventana con ojos de pez
se detuvo el otoño en el rostro de aquella hoja amarilla que cayó sobre los rieles
y el invierno tembló en los ramales
Te hable del viaje,
la novia del maquinista exhibía la danza inmóvil del vapor en sus ojos.
A la orilla de camino todas las flores dicen adiós.
TODO LO QUE AMO se vuelve efímero
Todo lo que amo, muere
Quizás como los pájaros debo apreciar mejor el paisaje desde el vuelo
Y no el nido.
Siempre volar será mejor acrobacia que sujetar la rama que se rompe.
Todo lo que amo se desvanece.
Todo lo que amo lo he matado con mis propias manos.
No se cantar como los pájaros.
No se cantar como las sirenas.
Balbuceo caricias
y rasgo adioses
Nunca me despido del todo
siempre arrojo el fantasma sobre los distintos colores de la sangre.
EN LA CORONA que me pusiste vertí la ceniza de un cigarrillo
Sí, me habían prohibido fumar
Me habían prohibido engordar
Hablar de más,
(toda palabra de más es irrespeto me dijeron)
Toda copa de más es tu infierno
No escribas, no llores.
No escuches eso.
No sientas.
No lo veas.
A todos los sí, dije NO
Me prohibieron tanto y todo rompí
aun a ciegas como la gallina del juego me dejé la venda
y seguí el juego hasta caer la noche y no encontrar a nadie
Todo amor de más es sobra
Toda espera está de más.
NO HABÍA afán por morir
sin embargo, había muerto tantas veces
había sostenido la lluvia entre el puño
había puesto mis dedos sobre la piel del lobo mientras me mordía
no era una niña, tampoco una mujer adulta
no sé qué era
aun así, había doblado mis rodillas en el aire
ante los gemidos de un ángel sordo
había sido difunta en la suciedad de las promesas.
Lilian Silva. Bogotá (Colombia). De oficio, lectora; de profesión, promotora de lectura y escritura y gestora cultural. Es fundadora del colectivo Las Desobedientes", con el cual desarrolla actividades de divulgación de lectura y creación literaria en espacios no convencionales, como cárceles, hospitales y hogares geriátricos. Es asimismo fundadora del cineclub La Caja de Pandora. Premio a la mejor crónica Rock al Parque 2016. Su primer poemario, Círculo de los ojos tristes, fue publicado por la editorial independiente Sol Negro en 2017 e ilustrado por el artista argentino Santiago Caruso. Poemas suyos han sido publicados en revistas y antologías literarias de Argentina, Colombia, Chile, Estados Unidos, Italia y México.