EL PAÍS DE LAS MARAVILLAS
El rey rojo sueña Alicias,
mientras los espejos cuentan noches.
¿Dé qué juego vuelves?
¿Hacia qué cielo vas a dirigirte
cuando te despiertes?
El rey no ha muerto.
Sólo son sus ojos,
que te miran al revés.
MEMORIA DE APRENDIZ
No basta con acariciar palabras,
lo definitivo es dibujar la noche
seguir la línea de su curva
hacia el eco común
o la profunda luz.
Tomar la imagen de su pulso
medir la turbulencia
oír su tono
el latido de su adentro.
Habitar las estrellas que la viven.
Desnudar falsos colores
y mostrar el plateado vuelo
de pájaros fantasmas.
No basta con acariciar palabras
lo definitivo es asistir a los cortejos
con toda irreverencia.
Grabar los rostros
vestir sus cuerpos.
Memoria de aprendiz,
la inteligencia es un juego de distancia.
Un dolor agudo.
Una sutil virtud.
LA SILLA DEL PARQUE
Ocupas este espacio,
que descansa tu espalda.
Antes de ti, otros vinieron
y aunque no lo creas,
tengo memoria.
Cuando te vayas
habré guardado de ti,
la pequeña historia que relató el instante.
Sé que no te llevas nada de mí
y yo,
afortunada,
he contenido la esencia de tu espíritu.
Este parque es mío,
como yo le pertenezco,
y el tornillo que cayó
no me ha quitado la fuerza.
Tengo la suerte de habitar los cuerpos,
mas no la virtud del movimiento.
Pero mi vejez es de roble
y, al final,
puedo encender la hoguera.
NUBE DE SEPTIEMBRE
Tú me quisiste cuando niño
y eso quiere decir para siempre.
Raúl Gómez Jattin
Mi fuerte e inamovible dama blanca,
¿Cómo puede tu cuerpo soportar
el peso de tu carga?
Imposible evitar la expansión de la rabia.
Ese líquido viscoso que llueve el espacio
entre uno y otro hueso.
Mi grande y alta dama blanca,
¿Cómo puede tu espíritu
encontrar el alma de una noche clara?
Imposible tender una limpia sábana
sobre la cama y su fantasma.
Mi hermosa y distante dama blanca,
¿Cómo sacar de tus entrañas la memoria?
Mi dulce y triste dama blanca,
he rehusado pertenecer a la
fría luz de una mañana sacrificada.
¿Cómo puedes pedirme que agote en un día
la miel con la que siempre
pinto mis labios?
RUMOR DEL VALLE
Cuando comencé a viajar,
no pude resistir la tentación de parar
en la estación equivocada.
Pequeño pueblo de bombilla en la escalera,
habitar cualquiera de tus casas era bailar
en una ronda de gaitas y tambores.
No importaba la lengua arenosa,
ni el calor colándose en la pared de la cocina.
Bastaban eso sí los olores de la tierra,
a lentitud descalza en el centro de la plaza.
Nadie tenía nombre
y sin embargo todos se llamaban.
Las mujeres pintaban sus labios
en punto de las seis
y los hombres aplastaban fichas
en medio de los gritos y la fiesta.
Pero un día llegaron los falsos monjes
a pintar con aerosoles
agujeros negros en tu cielo.
Pequeño pueblo,
ahora que vuelvo con el camino despejado,
ahora que la brújula señala el norte sin equívoco
hay algo que no entiendo,
todos callan
y una fila de cantadoras
con velas en las manos
alumbran la marcha
que aleja a los niños
de la prometida tierra.
UN PARQUE NATURAL
En ese extraño lugar
cada día tiene una única palabra,
cada sombra busca su destino,
cada boca pronuncia una oración,
cada animal entierra bajo la luna su propia piel,
cada hombre prolonga la mano a su manera
y dibuja líneas blancas en la selva.
En ese lugar tan luminoso
cada flor es primavera,
cada sonido es un pájaro
y los pequeños aprendices
dan vuelta a la memoria,
raspan olvidos,
anudan el hilo
y cortan el tiempo
con sus dientes.
UN ÁNGEL EN LISBOA
A Fernando Garavito
Me imagino que se levanta cada día
con ganas de zumbar,
que se despliega sobre el papel
con la rabia propia
y las miradas ajenas puestas sobre él.
Me imagino que despierta
y persigue los olores más extraños,
aquellos rancios, aquellos agrios.
Me imagino que da vueltas sobre la palabra
y se posa sobre ella, multiplicándola.
Me imagino que busca la luz,
limpia sus alas,
se guarda de sí mismo
y espera el golpe por venir.
Me imagino que sigue atento,
más allá de toda sombra,
que busca los desechos,
que los lame y los escupe.
Me imagino que tiene frío
que su cuerpo ya es poema
y que la ciudad,
adoquín por adoquín,
se parece a él.
Yirama Castaño Güiza. Nació en Socorro, Santander, Colombia. Poeta, periodista, editora y gestora cultural. Participó en la creación de la Revista y de la Fundación Común Presencia. Hace parte del Comité Asesor del Encuentro Internacional de Mujeres Poetas de Cereté, Córdoba. Codirige, junto a la poeta argentina Romina Funes, el proyecto Leer en Casa.
Libros publicados: La caverna de la mariposa, Colección Eternoretornonógrafo, Chifurnia libros, Honduras, 2024. En los labios de la noche, poesía reunida (1990-2022), Animal sospechoso editor, Colección mínima, Barcelona, España. 2022. El Sueño de la Otra, Ediciones El Humo, México, 2019. Segunda Edición. Malabar en el abismo, Antología, Común Presencia Editores, Colección los Conjurados, 2012. Memoria de aprendiz, Común Presencia Editores, Colección Los Conjurados, 2011. El sueño de la otra, Colección Prometeo Serie Hipnos,1997, Primera Edición. Jardín de sombras, 1994. Naufragio de luna, 1990.