Presentamos a continuación tres poemas de la artista visual y poeta peruana Katherine Medina Rondón.
JACARANDÁ
Se me voló el sombrero un día de viento;
quizás eso se parezca un poco a volar
o a tener un espíritu o a ser uno:
jamás volví a encontrarlo.
Quizás llegue a algún lado antes que yo,
Quizá me quede donde estoy sin él.
Robin Myers
Era enero, la primera lluvia me lavaba el rostro
y el viento que le precede fastidiado
alzaba mi sombrero
con la belleza con la que se pela una lima,
no pude sostenerlo,
ni siquiera puedo sostener mis propias raíces,
ni la mano de mi madre, una india negra,
ni la de mi padre, un árabe sardo.
Mi rostro es un árbol de jacarandá,
un panteón de historia
quebrado,
desigual
y
mi cabello se levanta
como hojas que se rinden al viento
ya sin siquiera un sombrero.
SANACIÓN CON NOBLES ELEMENTOS: AGUA
Vierte tu fe sobre el agua
y deja que te alcance el radiante cortejo del rocío,
el color de los que pusieron en otros tiempos con coraje su espalda
para que la espuma no alcance el dorso de tus hijos.
Vierte el manso querer de los tiempos idos
de la hembra que guarda tu alcoba,
que sostiene tu padecimiento de veintitrés o setenta años,
que pone paños a tu fiebre, mientras está pariendo a tu quinto hijo.
Vierte el agua sobre el agua
y bebe de la bondad perdida
que te hará danzar como un narciso.
TAMBIÉN FUISTE EL SUEÑO DE MAMÁ
Recuerdo la primera vez que vi a Harrison Ford en la TV
tenía once años e incluso entonces comprendí
que él ni nadie sabría cómo amarme jamás.
Los días iban pasando a media ración, sin importancia,
porque el olor a durazno tocaba la casa
con sus alegres ojos verdes
y el tiempo no era, como hoy,
una debilidad numerada
siempre de paso, agotada, fugaz.
Pienso en Harrison Ford como un fornido carpintero
o un vendedor de marihuana
al que le tengo que enseñar las bragas
porque en este país no se fía, todo cuesta,
incluso el amor que engendra 500 versos inútiles.
Ahora entiendo como
empecé a cavar mi propio agujero,
suspirando como un fuelle,
cediendo, hasta que otro hombre
abandona tu cama
y aprendes a omitir “te quiero” y “no te vayas”.
Pero hay cosas peores en la vida que lo que uno deja atrás,
el presente, por ejemplo
atrapada en una humilde habitación
cuando la burla de la madre es un poema
que empieza a caerse desde el primer verso.
Katherine Medina Rondón. Arequipa (Perú), 1994. Poeta y artista visual. Ha publicado Murmullos y volantes (Aletheya, 2012), Amor en cuatro actos y otros cortejos (Casatomada, 2013), Mínima celeste (Transtierros, 2016),Disidencia (Cascahuesos, 2018), Papiros mágicos (Vallejo & Co./Sol negro, 2019) y Coraje (Jukucha, 2023). Su poesía ha sido incluida en las siguientes antologías: Tea Party III: Muestra dinámica de poesía latinoamericana (Cinosargo, 2014), Antología XXII Enero en la palabra (Gobierno Municipal de Cusco, 2018), Memorias del 28° Festival Internacional de Poesía de Medellín (Prometeo, 2018), Antología 5° Festival Caravana de Poesía (Amarti, 2018), Aliados, dosis de poesía para tiempos inciertos (Dendro Ediciones, 2020) y Voces de la poesía peruana (Parihuana, 2021). Como traductora ha publicado Flores al borde de los abismos, antología poética de Vittoria Aganoor (Sol negro, 2022). Ha presentado asimismo la muestra pictórica bi-personal "Comisura" en el Centro Cultural Casa Blanca (Arequipa, 2016) y participado en diversas muestras artísticas colectivas.