SOBRE EL POEMARIO OJIVA, DE NÉSTOR MENDOZA
Por Álvaro Pérez Sastre
Ya desde el principio se percata uno de que Ojiva, de Néstor Mendoza, no discurre del modo habitual en que suelen discurrir los poemarios. En efecto, lo primero que salta a la vista del lector es que Ojiva consta de veintiún fragmentos numerados a la manera de una cuenta regresiva, cuenta que inicia en el fragmento 21 y avanza irreversiblemente hasta el fragmento 01. Ojiva es así la crónica de un estallido inexorable, porque, como escribe Mendoza, “al horror hay que darle su tiempo: debe durar o hacerse sentir con fuerza” (fragmento 21). Una crónica, sí, pero no se entienda crónica en el sentido periodístico del término; entiéndase que se trata de una crónica poética, en el sentido de que todo es contado mediante una simbólica supremamente rica y, por cierto, muy bien trabajada.
¿Pero qué es la ojiva y qué nos cuenta Ojiva? Responderé de manera general a esto diciendo que la ojiva es un huevo y que el poemario nos cuenta el paulatino descubrimiento del carácter hórrido de ese huevo por parte de quienes presencian su descenso y del lector mismo. Imposible no mencionar aquí que Mendoza es venezolano y que actualmente vive en Colombia. Imposible no relacionar el conocido Huevo de la serpiente, de Ingmar Bergman, con este huevo de Ojiva, tal como se le presenta en el fragmento 19:
El huevo semejaba una cicatriz
en el lienzo del cielo; podía ser cualquier cosa,
menos el artefacto en el cual tripula la destrucción;
podía ser un anuncio benigno, la llegada del
redentor en una nave ovalada […]
Todos miraron el huevo;
una mirada colectiva, consensuada, total […]
comprobaron
que sí es posible confundir el horror con el amor;
que desde lejos solo vemos un bosque tupido de
árboles y no la nervadura de la hoja y las patas del
gorgojo recorriéndola, lento o rápido, no importa.
Al leer este poemario vinieron a mi memoria Fuga de la muerte (Paul Celan) y ciertos pasajes estremecedores de Informe desde la ciudad sitiada (Zbigniew Herbert). Más allá de las lecturas políticas y filosóficas específicas que cabe hacer de tales textos, me parece que se trata de traslaciones al ámbito de lo poético de las experiencias biográficas de sus autores frente a la barbarie y las fuerzas externas que se les imponían, experiencias vividas de manera individual pero que eran asimismo colectivas. Creo que tal es el caso de Ojiva, pues he escuchado a Mendoza relacionar varias de sus vivencias, así como determinados acontecimientos acaecidos en Venezuela, con pasajes concretos de su poemario. Acaso a esto se deba el sobrecogimiento que produce el libro: a la traslación de una experiencia de padecimiento personal que es, a su vez, un padecimiento colectivo, trascendiendo mediante el manejo eficaz de los símbolos lo meramente individual, la época y la ubicación geográfica.
Néstor Méndoza. Maracay (Venezuela), 1985. Poeta, ensayista y editor. Licenciado en Educación de la Universidad de Carabobo. Cursó estudios en la Maestría en Literatura Latinoamericana de la Universidad Pedagógica Experimental Libertador (UPEL). Ha publicado los poemarios Andamios (Equinoccio, Caracas, 2012), Pasajero (Dcir Ediciones, Caracas, 2015), Ojiva (El Taller Blanco Ediciones, Bogotá, 2019), Dípticos (Editorial Seshat, Bogotá, 2020) y la antología Simulacros 2007-2020 (Editorial Seshat, Bogotá, 2021). Es asimismo el autor de Alfabeto de humo. Ensayos sobre poesía venezolana (Ediciones Estival, Maracay, 2022). Forma parte del consejo de redacción de la revista Poesía (Valencia, Venezuela), y del equipo editorial de la revista bilingüe Latin American Literature Today (LALT). Ojiva cuenta con una edición en alemán, Sprengkopf (Hochroth Heidelberg, 2019), así como con una edición bilingüe en inglés y español (Editorial Pulpo, San Juan, Puerto Rico, 2024).
Álvaro Pérez Sastre. Poeta nacido en Cali (Colombia). Es comunicador social – periodista y magíster en filosofía. Se ha desempeñado como editor, docente universitario y consultor en proyectos de comunicación en el marco de iniciativas de desarrollo social en Colombia. Es autor de los poemarios Conciencia de la espera (Lima, Catavento, 2018) y Las limitaciones de tiempo-espacio (Bogotá, Tierra Media, 2023). Es el actual editor de Plantígrados. Revista de poesía, cuento y Minificción del Suroccidente Colombiano.