Otros lares/Otras épocas

Siete poemas de Amel Bachiri

Amel Bachiri

Presentamos a continuación una selección de siete poemas de la escritora argelina Amel Bachiri, que estuvo de visita recientemente en Colombia.

UNA MALETA EN MI CABEZA

 

Tontamente me sostengo en pie

sobre el hilo de la vida,

extiendo mis brazos hacia el vacío

para un equilibrio ilógico

cual el circo que me rodea…

Bajo un sol ardiente, mi cabeza entre mis brazos, contra mi pecho para que mis ojos vigilen mi corazón.

Allí donde se oculta mi vida,

allí donde se ocultan aquellos que amé

y miles de fotos dañadas.

Allí donde se ocultan

los largos recorridos sin ilusión.

Jadeante,

arranco mi memoria inquieta allí donde viven

las fronteras abandonadas,

los refugiados,

los sin patria,

aquellos que intercambiaron su tristeza por una promesa jamás cumplida.

Me limpio el alma de todas las quemaduras

y hago de mi cabeza un tronco de árbol que florece,

de mis ojos

una brújula para todos lo extraviados.

Hago de mi corazón una maleta para aquellos que pronto necesitarán evadirse. 

 

(Traducción de Anas Fathouni)

 

 

LAS VENTANAS DE LA VIDA

 

Esta noche en las tinieblas de la duda y la incertidumbre de que el amanecer no vendrá

dos testigos sordos contemplan el aburrimiento con pasión.

Abren bien sus ojos, estiran sus labios hacia abajo y acarician los murmullos de la noche.

En su mesa dos vasos de vino tinto sin olor, sin sabor.

Sus ojos atraviesan la sala de cristal de las viejas ventanas.

Sin decir una palabra, levantan sus manos para saludar a los emigrantes amontonados sobre sus maletas en un tren improvisado

que corre en nombre de todos los deseos.

Un tren que sólo deja atrás pañuelos mojados y algunos susurros crueles.

Que sólo deja atrás el polvo de su vida.

 

(Traducción de Anas Fathouni) 



 UN SUEÑO 

 

Para no caer

para respirar tengo un

único sueño,

mi única tentación,

es ser un día…

un perdón más perdonador que la vida;

porque en realidad soy, y a pesar de mí,

el rechazo de mi padre…

y el arrepentimiento de mi madre…

¡Por tenerme como mujer!

 

(Traducción del Dr Mezouar Al Idrissi)

  

 

DISPAROS

 

Extraña es esta mañana

Una mañana que se parece

A la muerte de un asesino a sueldo

Todas sus víctimas marchan detrás de su cuerpo asediado

 

Echo de menos la naturaleza salvaje

Donde el aullido del lobo ha desaparecido…

Un lobo cuyas ovejas lo aman sin razón

 

Extraño es este Oriente que resume sin pena

Todas sus mujeres

En una única mujer…

Aquella que no conoce

Su más grande deseo…

Complacer a un hombre que ella dio a luz

 

Esta mañana

La estación es asimismo extraña…

Un lugar donde se cruzan las carrileras infinitas

Donde no hay viajeros

Ni besos de despedida

Un lugar donde no hay nada más

Que yo esperando.

 

(Traducido del francés por Álvaro Pérez Sastre)

 

 

COMO DE COSTUMBRE

 

Cada mañana, mi madre cuenta su hastío habitual

mientras mi padre perpetúa su aspereza crónica y repite:

“la tolerancia es el oficio del amor

y la traición es la pereza del corazón”.

Cada mañana, recibimos al sol con ojos cerrados

para que no nos lleve a deslumbrarnos del pecado,

aquel pecado con el que comenzó la vida de todo ser humano.

Cada mañana, en medio del bullicio de los vendedores,

ya no escuchamos el cacareo del gallo

ni sentimos el viento del sur en medio del cemento.

Y si me preguntas lo que pasa afuera,

te responderé con certeza:

“que descendientes de toros que allí giran

en la noria de la ilusión de la riqueza

y de un mañana brillante que conlleva la locura”.

Cada mañana, suenan las campanas de las escuelas vacías

de toda inteligencia,

para que se multipliquen en ellas las causas de la estupidez.

Cada mañana, se acurruca el gato callejero

en la cama de aquella anciana

que viaja hacia un recuerdo con destino 

a no volver a su soledad.

Cada mañana crece el alboroto sobre las guerras,

sobre las hambrunas

y sobre la cantidad de cirugías estéticas,

sobre la crisis del agua y el clima,

sobre la moda por millonadas,

y el número de adictos a las drogas,

y a pesar de todo…

Cada mañana escuchamos el himno nacional,

¡que no se avergüenza!

Y si intentas escapar de la foto de familia

de cada mañana,

tu sombra seguirá atrapada en ella,

y tú sonriendo con frustración,

y quizás con sarcasmo por lo de siempre,

o con tanta esperanza de que todo esto sea…

solo una pesadilla

y aún no llegó el momento de la alegría,

¡como cada mañana!

 

(Traducción de Anas Fathouni)

 

 

METÁFORA Y COMPARACIÓN

 

Aquí, donde el color gris domina por la fuerza sobre todos los colores y objetos,

el trabajador de limpieza cumple cada noche su tarea de llevar la basura que nos dejamos atrás.

Después, toma un baño caliente para deshacerse de los hedores de su fracaso.

Se viste con su camisa de “Dolce & Gabbana”

y se dirige hacia su lejana chabola.

Aquí, donde el blanco y el negro son iguales,

esa mujer expresa frente al espejo su descontento su apariencia…

contacta al esteticista más famoso de la ciudad

para modificar la forma de sus cejas,

el grosor de sus labios y la altura de sus mejillas…

Se apresura a vestirse y a cubrir su cabello,

se pone el niqab y cierra fuertemente la puerta detrás de ella.

Aquí, lo normal es que se mezcle el aceite con el agua.

Cada mañana, ese pequeño va a la escuela,

y antes de entrar a clase, sufre su parte del dolor.

Se sienta en primera fila,

frente al profesor que le ordena escribir el título de la lección en lo alto de la pizarra.

 

Aquí, donde la costumbre es ver al perro morder a su dueño

y la mariposa sobrevuela las aguas sucias,

aquel hombre elegante fuma vorazmente frente a su mesa rebosada de comida,

y en la otra orilla de los mundos muere un niño de hambre cada cuarto de segundo.

Aquí, donde el rojo es un color que atenta contra el pudor,

ese adolescente tímido descubre la miseria de su cuerpo a través de las deprimentes películas pornográficas,

y cuando crece, pide respetuosamente a su madre que le elija una esposa que odie su cuerpo.

Aquí el tiempo se detiene cada vez en las tiendas mundiales,

y el shopping se convierte en una espectáculo desalentador para quienes no tienen

una tarjeta bancaria.

Y el domingo negro, el domingo sangriento…

Las mujeres se aglomeran por el pintalabios y el eyeliner…

Y cuando cada una regresa a su casa,

llora amargamente por su gran soledad.

Aquí lo normal es que odiemos el amor,

ya que el hijo goza del poder de verdugo

y el chantaje es una forma desagradable de amor.

Solo aquí entre nosotros no se respeta la jerarquía

y ves al padre humillarse ante sus hijos,

¡y a la madre amputarse sus pies por la ingratitud de ellos!

 

Para nosotros la sinceridad es lo malo,

por lo que ves a los tribunales rebosados de casos de adulterio.

Aquí entre nosotros la mentira siempre es aceptable en una frase absurda.

Aquí entre nosotros todo es posible:

excepto el amor, la honestidad y la sinceridad. 

 

(Traducción de Anas Fathouni)

 

 

IMAGINEMOS AL ESTILO DE JOHN LENNON

 

Imaginemos entonces que el mundo no hubiera conocido el Coronavirus

y que los muertos que creyeron la mentira 

regresaron una noche de sus tumbas abiertas.

Imaginemos que Vladimir Putin aún es un niño huérfano,

un joven aterrorizado por los horrores de la Segunda Gran Guerra,

y que Stalin olvidó perseguir al Trotski escondido

en el regazo de Frida Kahlo.

Imaginemos que la broma tiene sabor de infancia,

que Ibn Taymiyyah* no nació,

y que las espadas no se desenvainaron.

Imaginemos con ironía que ese triste empleado

comprendió el valor de la vida y sonrió al vacío.

E imaginemos, lejos de la ilusión,

que los indígenas son los dueños del mundo,

y que la mujer no se quitó su sujetador protestando

por la crueldad de su existencia,

y que los trabajadores del mundo se dispersaron sin arrepentimiento.

Imaginemos con gran entusiasmo que cada uno de nosotros

puede esperar al cartero cada mañana en el umbral de la soledad,

que el vacuno nos agradece no haberle contaminado su carne,

y que el gallo cacarea cuando comemos el primer huevo.

Imaginemos aunque sea de broma

que el dinero no importa,

que la moral es de lo que presumen las naciones,

y que, sin importar cuánto nos mintamos a nosotros mismos,

en el momento de la muerte seguiremos siendo sinceros. 

 

(Traducción de Anas Fathouni)

 

*Teólogo musulmán nacido en Harrán (actual Turquía) en 1263 y fallecido en 1328. Nota de Plantígrados.

 

 

Amel Bachiri. Poeta, novelista y periodista argelina. Es egresada de la Escuela Árabe de Cine y Televisión de Egipto. Ha trabajado como periodista tanto en medios árabes como occidentales. Ejerce como conferencista en diversas universidades y como coach certificada. Es autora de los poemarios Mi Argelia rota, en francés e italiano (1995); y Una sabiduría y mil locuras, en francés (2000). Ha escrito en árabe las siguientes novelas: El capítulo de los errores (2003), La sedición del agua (2005), El mundo está mal (2007), Las últimas palabras (2009), No creas lo que se dice (2010) y Los murciélagos de Picasso (2019). Sus libros más recientes son el diario de viaje Himalaya, camino de dioses (2023) y la novela Fuera del tiempo (2024). Su obra ha sido traducida a varios idiomas, incluyendo el inglés y el español. Ha dirigido los documentales El pastor de las almas amorosas (Cotacachi, Ecuador) y Gabriel García Márquez/El macondiano, sobre el realismo mágico y Macondo en la obra del Nobel de literatura colombiano (en preparación). Ha participado en diversos eventos y festivales culturales en Argelia, Colombia, Ecuador, Egipto, Emiratos Árabes, España, Estados Unidos, Honduras, Irak, Italia, Marruecos y México.  

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