SOBRE PAISAJES MEXICANOS, DE ÓMAR ORTIZ FORERO
Por Álvaro Pérez Sastre
Paisajes mexicanos, de Ómar Ortiz Forero, se presenta como una colección de postales. La mayoría de los títulos de los poemas de esta plaquette mencionan poblaciones claramente identificables en la dilatada geografía mexicana: Patzcuaro, El puerto de Veracruz, Oaxaca, San Luis Potosí, Zapotlán El Grande… Los textos aluden a hechos y personajes históricos, así como a vivencias de Ortiz Forero en la patria mejicana. La historia personal de autor y la historia y la cultura de dicho país aparecen hábilmente enlazadas. Tal es el caso del poema “Querétaro”, en el cual Ortiz Forero vincula su historia y la historia mexicana por obra de la coincidencia de un nombre.
QUERÉTARO
Josefa Ortiz, de Querétaro,
Corregidora de la población,
tuvo fama de altiva y enamoradiza,
usando sus encantos
para lograr la independencia de México.
Como dan fe el capitán Ignacio Allende,
y el cura Hidalgo que se levantó en armas
en Dolores, iniciando las hostilidades
contra la Corona.
Josefa Ortiz, de Tuluá,
mi abuela paterna,
nada bella, pero sí vistosa.
Guisandera probada en pailas y cocidos,
fue famosa por levantar los ánimos
de sus comensales,
con tal sapiencia y arrebato,
que pudo coronar cinco maridos.
La brevedad, el carácter narrativo y el tono coloquial y anecdótico de los poemas recuerda a Edgar Lee Masters y sus textos sobre la ficticia población de Spoon River, salvo que en el caso de Paisajes mexicanos los eventos históricos y los personajes presentados son verídicos (o se presume que son verídicos). Al igual que Masters, Ortiz Forero se vale a menudo del contraste irónico y del sarcasmo, mediante lo cual se permite criticar los desafueros del poder, así como desacralizar figuras históricas y personajes emblemáticos. La mención en el poemario de escritores y artistas permite establecer un diálogo entre la cultura y las letras mexicanas y la cultura y las letras universales.
Testimonio del afecto de Ortiz Forero hacia el “México lindo y querido”, las postales presentadas comprenden, en fin, un mapa personal y la representación del viaje mexicano del autor a lo largo de su vida. Se trata, por tanto, de un viaje que no es únicamente geográfico e histórico sino también emocional.