Presentamos a continuación una selección de nueve textos del reconocido minificcionista argentino Raúl Brasca.
LA INMACULADA
Amaba a la Virgen y a Leandro. La Virgen estaba enterada porque ella se lo decía a diario en sus oraciones. Leandro, no. Un pertinaz e insuperable pudor le había impedido a ella enviarle el menor indicio. Ni sospechaba Leandro la ardiente intimidad que los unía por las noches ni la promesa de fidelidad a la que se había obligado en la afiebrada mente de la mujer. Ignorante de lo que provocaba, se enamoró de Cristina, quien en vísperas del matrimonio rodó inexplicablemente escaleras abajo en una fiesta y quedó cuadripléjica. Tampoco se casó con Adela, ciega después de que una mascarita le arrojara ácido en la cara una noche de carnaval. Ni con María, que se electrocutó sin testigos una tarde en el templo vacío. Semejantes desgracias lo obsesionaron tanto que, temeroso, prefirió la soltería. Su ignorada amante, satisfecha por lo que interpretó como lealtad, le perdonó los devaneos con “ésas”, y lo siguió amando en soledad toda la vida. A él y a la Virgen. La Virgen era virgen y comprendía.
TU TURNO PARA VIVIR
Siempre me gustó leer, así que pasé la pandemia leyendo todo el día. Leí sobre vidas intensas de otros tiempos: pasiones incontrolables, ideas que se defienden por encima de la propia conveniencia, pechos que se exponen a las balas antes que rendirse. Con eso atenué la depresión del largo encierro y me distraje de las rutinas que debí cumplir. Todo, con la esperanza de recuperar alguna vez lo grande de la vida. Pero ahora, mucho tiempo después de que la pandemia fue controlada, estamos peor. Hemos caído en una precariedad irremontable y vivimos obsesionados. No hay trabajo, somos demasiados y los turnos llegan a nuestros teléfonos celulares a las horas más insólitas. Si se nos pasa un turno perdemos la comida o el baño diario. Pero si se nos pasan dos turnos seguidos desaparecemos para siempre de la base de datos.
CON EL MAYOR RESPETO
El informante le dijo al juez: “Su Señoría, el acusado dejó precipitadamente el tribunal, fue a buscar a su mujer y huyó”. El juez se enojó mucho aunque valoró que el reo fuera tan buen marido. Pero cuando volvió a casa y leyó la carta de despedida que le había dejado su esposa entendió la necesidad de recuperar la precisión del “vuestro” para la segunda persona del singular.
DEL TIEMPO Y LA LITERATURA
El monje que por regalo divino había vivido trescientos años en tres minutos embelesado por el trino celestial de un pajarito, se aficionó al viaje temporal y retrocedió al origen de la vida en la máquina del tiempo. En ese virginal paisaje mató sin querer una mariposa y cuando regresó, dos segundos después en tiempo actual, notó que el presente había sido corregido y gobernaba un cruel tirano en lugar del buen hombre que había ganado las elecciones al momento de iniciar su viaje. Dedujo que la muerte de la mariposa había alterado irreversiblemente la cadena evolutiva y que un sutil cambio en la naturaleza humana había torcido las preferencias de los electores. Alterado, quiso distraer su culpa y se hizo músico con el nombre de Johnny, pero estaba preso en un mundo de relojes locos y decía cosas como “esto lo estoy tocando mañana”. El tirano, que no toleraba excéntricos, mandó que lo asesinaran y él, para protegerse mientras dormía, hizo que un ciego le pintara en los párpados los caracteres jázaros que matan apenas se los lee. Fue mala idea: lo aterraba el recuerdo de la princesa Ateh, a quien le habían hecho lo mismo pero le pusieron delante un espejo que adelantaba y otro que atrasaba y murió en el acto al leer los signos fatales entre dos parpadeos. Transido de miedo, torturado por el arrepentimiento y sin coraje para suicidarse, se dejó seducir por el diablo que lo transportó cien años al futuro, aduciendo que para entonces no quedarían rastros de su nefasto viaje a los orígenes. En efecto, no encontró vestigios de su paso por el mundo, pero igual perdió su alma, como Enoch Soames.
LA DUDA DEL PADRE
Micro de Navidad
Los animales en el pesebre y los camellos en el camino se movían inquietos: el brillo de la estrella de Belén vacilaba y por momentos parecía apagarse. Ya se sabe, los animales presienten la inminencia del peligro. Pero esta vez, los avisos del instinto oscilaban coincidentes con la luz estelar, eran tranquilizadores cuando el brillo era intenso pero se volvían intensamente perturbadores cuando palidez crecía. Nada más alarmante que un Dios indeciso.
MUSEO DEL FRÍO
Los cuerpos de los exploradores perdidos en las selvas tropicales prosiguen el ciclo de la vida, podemos suponer, convertidos en savia, en hojas y en flores. En cambio, los de quienes quedaron atrapados en los hielos cordilleranos y en la Antártida permanecen intactos, al resguardo de la corrupción. Este hecho sugirió la idea del “Museo del Frío”. La fundación Espíndola-Lavours ha destinado enormes recursos a la exploración y al rescate de cuerpos congelados de todos los tiempos y los expone tal como los encontró, en su mismo bloque de hielo, para ilustrar la historia del montañismo y la exploración polar. El público se muestra sumamente impresionado por la intensidad emocional que expresan algunas de las caras mejor conservadas.
EL MONO MARINO
La pequeñísima isla Fake Cairn, en el Atlántico Sur, es doblemente asombrosa. En primer lugar, se trata de una isla intermitente: emerge durante la baja mar y se hunde diez metros en la marea alta. En segundo, es el único hábitat del mono marino, primate similar a los monos corrientes, pero sin pelos. El mono marino no sabe nadar. Durante la inmersión permanece inmóvil, aferrado al robusto tallo de un alga vernácula (con la que se mimetiza) y consume el aire que almacenó antes de sumergirse en dos vejigas laterales de su cuerpo. No bien la isla emerge, se suelta, la recorre veloz para alimentarse de crustáceos, da de mamar a las crías y se acopla frenéticamente, siempre urgido por la próxima inmersión. Se reproduce en cantidades colosales durante todo el año, pero tantos nacimientos apenas alcanzan para equilibrar las bajas producidas los días de fuerte oleaje. En esos días, durante los intervalos en que la isla asoma al aire o se hunde hasta desaparecer, la furia del agua que la barre arranca muchos monos de su soporte y los arrastra lejos. Las crías, que poseen fuertes ventosas con las que permanecen adheridas a la piel de la hembra, jamás son arrancadas, pero se pierden sin remedio cuando el mar se lleva a la madre. La leche de mona marina sabe a leche de ballena.
FLOJEDAD PALINDRÓMICA
Olaf le ama el falo
¡Elévele!
Adán: nada
Eva le ama el ave
¡Elévele!
Adán: nada
Adán Onán anonada
CATALINA Y EL CABALLO
Por una cuestión de inteligencia (los caballos no hablan), de fidelidad (los caballos no la piden) y de tamaño (los caballos no presumen), Catalina pensaba en el caballo cada vez que estaba con un hombre. Amaba a los caballos y nunca les habría hecho daño. Por eso prefirió tener muchos decepcionantes hombres antes que recurrir al equino de sus sueños. Es totalmente falso que el tan mentado caballo haya muerto exhausto a causa de Catalina.
Raúl Brasca. Narrador, antólogo, crítico y ensayista argentino. Ha publicado los libros de cuentos Las aguas madres (1994) y Últimos juegos (2005); los de microficciones Todo tiempo futuro fue peor (2004) y Las gemas del falsario (2012); el ensayo Microficción. Cuando el silencio toma la palabra (2018); y ha coeditado La pluma y el bisturí (2008). Ha participado en quince antologías, incluyendo De mil amores (2005), Dos veces bueno (1996-2002) y Minificciones. Antología personal (2017).
Su obra ha sido traducida a varios idiomas, incluidos el italiano, serbio, árabe e islandés, y publicada en revistas y suplementos literarios internacionales. Es columnista en La Nación y otros medios, y ha sido conferencista y jurado en congresos y certámenes literarios. En 2009, fundó la "Jornada Ferial de Microficción" en la Feria del Libro de Buenos Aires.
Ha recibido premios como los del Fondo Nacional de las Artes y la Fundación Fortabat. Fue distinguido con la Orden de Alejo Zuloaga (Universidad de Carabobo, Venezuela) y el "Premio Iberoamericano de Minificción Juan José Arreola" en 2017. Su último libro de ficción es Obra reunida (2022).