Presentamos a continuación una selección de cinco poemas del libro Funeral, de la poeta nariñense Catherine Escobar.
MORIR
I
Me estoy muriendo,
los días pasan paralelos,
he perdido el control.
A veces quiero
caber en los huesos de tus brazos,
en el trueno de tus dedos,
en el rechinar de tus dientes torcidos.
Ya que no somos nada
puedo hablarte con sinceridad:
en estos meses
me enamoré y desenamoré
en tiempo récord.
Solo sé que besas
a mujeres desconocidas
en los bares.
II
Ebrio,
volviste a mi habitación.
Nada pasó.
III
Quiero que te vayas lejos,
no sé cómo pedirte que te quedes.
ETÍLICOS
Me emborracho todo el tiempo.
He querido llenar tu ausencia con alcohol.
Bebo en parte de semana,
trágica, ausente,
feliz.
No importa lo que tome,
si de la botella o del alambique,
no importa.
Borracha, me olvido de mi mundo en ruinas.
Sangro.
Caigo de rodillas encima de las piedras y del vicio.
Presencio riñas callejeras,
amanezco ronca.
No puedo cantar.
Pienso en ir al doblea
e inventarme un nombre que nadie conozca.
Una vida falsa
y una cabeza nueva donde por fin
no habites.
DESALOJO
Me han pedido desocupar la casa,
está a kilómetros de distancia
ese último órgano en el que vivimos juntos.
No lo niego,
me espera el recuerdo, mis cosas.
Allí conviví muchos años con la figura de un prófugo.
Supe la talla de sus pantalones,
la ropa de un hombre que nunca conocí.
Revisé la basura.
Guardé una docena de machetes
para cortar la espesura del amor.
Esa casa estaba condenada al desalojo,
la habité intentando llenar el vacío de una viuda ajena.
Me conduzco hacia el despojo
a ese lugar que hoy carga dos muertos.
Casa embrujada por el clímax
arde hasta extinguirte para siempre.
PALABRAS
Fue la palabra.
La palabra «desconocido» cerró tus ojos.
La palabra «cariño» robó un cigarro de tu boca.
La palabra «acertijo» me permitió develarte.
La palabra «cita» nos conjugó por muchos años.
La palabra «resurrección» fuimos cada domingo.
La palabra «cómplice» se pegó a tu paladar.
La palabra «amor» fue nuestro cepillo de dientes.
La palabra «esfinge» nos acompañó en las caminatas nocturnas.
La palabra «desasosiego» se llenó de cáncer.
La palabra «muerte» se convirtió en tu padre. La palabra «dolor» me abrazó.
La palabra «perdón» huyó.
De la palabra «génesis» nada retoña.
La palabra «olvido» aún no conoce tu nombre.
La palabra «palabra» se deshizo.
PASMO
Todo me parece mal
El sol me parece mal
El mar me parece pésimo.
Nicanor Parra
No sé lo que quiero.
Nada me parece bueno ni malo. Deambulo por la calle
sin conmoverme o ilusionarme.
¡Yo, que fui una máquina de hacer emociones!
Los atardeceres no me asombran.
Los muertos me han dejado de inquietar. El ridículo pierde su peso.
Los secretos ya no parecen tan oscuros. El trabajo me cansa.
La música es una vergüenza.
No hay sutura que quite este amortiguamiento.
Catherine Escobar Naranjo. Samaniego (Colombia), 1993. Es Licenciada en Lengua Castellana y Literatura de la Universidad de Nariño y Magíster en Didáctica de la Lengua y la Literatura Españolas de la misma universidad. En la actualidad ejerce la docencia. Es autora de los libros inéditos Versonimios en clave de sol, Surreal y Trasteo, así como del poemario Funeral, publicado en 2023 por Editorial Avatares. Su poema Odisea fue finalista en el Concurso Nacional “La poesía, viaje interior (2022)”, organizado por la Casa de Poesía Silva. Fue ganadora del III Certamen Nacional de Poesía Basura John Gómez (2023) y jurado del mismo concurso en la versión 2024. Ha sido invitada como ponente y jurado de distintos encuentros de oratoria, literatura y poesía.