Plantígrados presenta a continuación una selección de cinco poemas de la poeta colombiana Alma Flórez.
AGUAMALA
¿A quién le pertenece el olvido de los días que no nacieron?
Tengo agua, hasta el alma,
y mis ojos ya no saben qué mirar.
Yemayá me mira desde el fondo,
un fondo que es el mío y no es el mío,
y mis ojos se ahogan entre las algas.
Los cantos de las bogas,
que nunca llegaron,
me arrancan la piel de la penumbra.
Los versos de los delfines son eco,
eco que me llama en un idioma que no entiendo.
¿Quién soy en este lugar donde el tiempo es un muerto más?
Me oculto bajo la casa rota de aquel cangrejo,
como quien huye de sí misma.
(De Agualma, poemario inédito, 2025)
LITURGIA DEL AGUA
Desde lo profundo de la mar
se levantan voces azules.
Caen, una y otra vez
—plam, plam, plam—
rompiéndose contra las rocas,
deslizándose por los mangles,
esparciéndose en la arena
como si cada estruendo
quisiera ahogar la orilla.
Aguza el oído:
allí respiran
las palabras sagradas.
(De Agualma, poemario inédito, 2025)
SAL QUE NO EXISTE, ARDE
Desde estas calles sin sal,
la poeta acecha la mar
con el hambre del pelícano.
En tierras de aguas no saladas
va cazando las palabras.
Todo respira.
Las masas biológicas encaminadas
pierden sus rumbos,
moribundas como la vida,
como el instante que se escurre
entre pulsos y memorias.
Y, aun así, algo emprende vuelo:
una forma que se deshace de la pesadumbre.
No suelta la filosa poesía;
el viento quiebra
las costras del silencio
y abre en el pecho
grietas luminosas:
los poemas del devenir.
Que la palabra sea
el único alimento:
la fisura,
el aliento,
la sal inexistente.
Solo arde.
(De Agualma, poemario inédito, 2025)
ALMA ERRANTE
Vago
como una chispa desprendida del cosmos,
dibujando rutas invisibles
en el mapa fugaz del no tiempo.
Voy encontrando seres sin nombre,
cuerpos que no responden a ninguna forma
y, aun
respiran con fuerza.
Somos movimiento
en busca de más movimiento;
un roce mínimo basta
para recordarnos que la existencia
no es un sitio,
sino un cruce de órbitas.
En la esquina imprevista de la vida
algo nos espera:
un destello,
una grieta,
un pulso que dice
que lo desconocido
siempre estuvo aquí,
agazapando.
(De Mundos extraños, poemario inédito 2018-2025)
EL PAÍS DE LOS QUE SUEÑAN
Soñamos
—quizá desde antes
de conocernos—
con un mundo propio,
un territorio flotante
donde nadie reclama cuerpos
ni nombres
ni destinos.
Donde dejar ser,
siendo, como única forma
de ser.
Lo construimos lento:
un universo lateral,
otra órbita,
hecha de luces que se tejen
entre almas que se reconocen
en los senderos múltiples.
Allí no existen géneros
ni roles asignados;
solo la respiración compartida
de los seres que vuelan.
El mundo que inventamos
pertenece únicamente a los vivxs:
los muertos nos llaman extrañxs,
porque no entienden
que aquí se ama con la mirada,
con la intuición,
con la energía que
huye de los moldes.
Este hogar —esta ilusión—
abraza la esencia de cada ser.
En sus cielos,
las alas de mis hermanxs
levantan los paisajes
que intento nombrar.
(De Mundos extraños, poemario inédito 2018-2025)
Alma Flórez. Apartadó, Antioquia, Colombia. Es comunicadora social y periodista, magíster en Literatura de la Universidad Pontificia Bolivariana, poeta y gestora cultural. Integra el Colectivo de Escritoras de Urabá Las Musas Cantan y el Taller de Escritores Urabá Escribe. Ha publicado en las antologías Grito de Primavera (2016), Las Musas cantan (2016), Mujeres escritoras en la memoria de Antioquia (2019), Monólogos de lo que suele doler (periódico Contexto, UPB, 2020) y Donde cantan los grillos (2021). En 2022 lanzó su primer poemario individual, Consuelo del tiempo. Desde 2016 trabaja ininterrumpidamente en gestión cultural con el Colectivo Las Musas Cantan, liderando procesos de lectura, escritura y oralidad en comunidades de la subregión de Urabá y el departamento de Antioquia. Ejerce actualmente como trabajadora cultural en bibliotecas de la ciudad de Medellín.