Voces de Latinoamérica

Nueve minificciones de Chema Sánchez

Esta fotografía ilustra la sección "Nueve minificciones de Chema Sánchez"

Plantígrados presenta a continuación una selección de nueve textos del minificcionista nicaragüense Chema Sánchez.

 

RESIGNADO

Todo empezó con una llamada recibida de mi antiguo número. Una voz ronca preguntó si conocía a Rubén –me llamo Rubén–, a lo cual contesté afirmativamente. Lo tenemos secuestrado, me dijo, si quieres verlo de nuevo junta cinco mil dólares para el domingo. Necesito una prueba de vida, repliqué nervioso antes de que colgara.

Al día siguiente, recibí un paquete sin remitente con un dedo que aún chorreaba sangre. Ahí tienes tu puta prueba, nos vemos mañana. Conduje hasta el lugar indicado, bajé del carro y caminé hasta donde me esperaban. Me tenían de rodillas, manos atadas, testa cubierta y un revolver acariciándome la sien. ¡El dinero, cabrón!, luego te entregamos a este pendejo.

Pedí ver el rostro antes para asegurarme de que fuera yo. Destaparon la cabeza y no pude contener el llanto al ver el semblante resignado, sabiendo que no llevé el dinero para rescatarme.

 

LOS SECRETOS DE LA MEMORIA 

Hace tres años le diagnosticaron Alzheimer a mi padre. Desde entonces ha ido perdiendo la memoria progresivamente y un poco el apetito. Me he convertido en su sombra, lo acompaño a todas partes, la barbería, el estadio, el museo, el café. Le hablo de mamá, de sus nietos, del perro que nos envenenaron, de cómo derrocamos la última dictadura. Él me escucha atento, se torna pensativo, me cuestiona, desvaría un poco, a veces sonríe juguetón. En el fondo sabe que soy yo el que no recuerda ciertas cosas.     

 

PASTILLAS PARA CURAR

Mi madre explica a mi hermana el ciclo de vida de una planta con el clásico experimento de la semilla de frijol que germina dentro de un frasco.

A escondidas, mi hermana se traga otra semilla con la curiosidad de saber si puede crecer dentro de su estómago.

Anotan en el calendario la fecha en que han colocado las semillas, las riegan todos los días y las exponen varias horas al sol para la fotosíntesis.

Las raíces y tallos empiezan a crecer. Las hojas cerradas asoman afuera del frasco y causan cosquillas en el vientre de mi hermana.

Al décimo día surgen plagas. Mi madre va a la tienda por un frasco de fosfuro de aluminio, y ambas liquidan el problema.

 

EL LAMENTO DE KEOPS

Como si haber sido el segundo faraón de la cuarta dinastía del imperio egipcio no fuera suficiente para merecer reencarnaciones decorosas. Primero resurgí en el cuerpo de aquel ladrón crucificado junto con Jesús de Nazaret, luego un Papa me sentenció a la hoguera por hereje, corté caña de azúcar siendo esclavo africano en Barbados, fui masacrado por los turcos en la Primera Guerra Mundial, víctima del ataque atómico de los gringos en la Segunda, prisionero yemení ejecutado en Guantánamo, migrante hondureño ahogado en el río Bravo. Y ahora heme aquí, en mi último despertar, escribiendo estas líneas de ficción.   

 

PROHIBIDO MORIR

Hay lugares donde es prohibido morir. En Jiangxi por ejemplo, las tierras se destinan para cultivo de arroz, en Longyearbyen la congelación perpetua del suelo impide a los cadáveres descomponerse, Itsukushima es terreno sagrado para el sintoísmo y debe mantener su pureza, Sellia lo impide por decreto para evitar que el pueblo desaparezca, en Sarpourenx ya no hay espacios disponibles en el cementerio. Y en este microrrelato, el narrador carece de experiencia redactando velatorios y funerales.  

 

LA AMISTAD PERDURA

Cada vez que íbamos de paseo a Managua, mi padre nos contaba la historia de la casa embrujada erguida a un costado de la carretera sur. Nos decía que había sido habitada por el embajador de Francia, luego por una familia acaudalada de Granada y no recuerdo por quién más, pero todos habían huido espantados por la actividad paranormal.

Años después, fue demolida para ampliar la carretera a cuatro carriles de concreto hidráulico. Ahora llego a Managua en la mitad de tiempo que cuando viajaba con mi padre. De la casa no quedan rastros, solo los fantasmas que me saludan cada vez que paso por ahí, igual que lo hacían cuando era niño.   

 

LA IMPORTANCIA DE LA LUNA

A mi abuelo

Es para que ya no sea agresivo, me dice mi abuelo mientras le extirpa los testículos a Nemesio, un verraco de 170 kilos que chilla de dolor. La fuerza del animal cede ante el poder anestesiador aplicado con una barra metálica en la frente. ¡Maricón de mierda!, por cualquier cosa berreas. Corta el cordón blanco que ha tirado del escroto, gira el genital varias veces y cercena el vaso sanguíneo retorcido. Aplica yodo sobre la herida y repite la maniobra con la otra glándula. Lo más importante, me dice mientras limpia la sangre del cuchillo, es que sea cuarto menguante. 

 

ANTES QUE AMANEZCA

Yusuf sueña cruzar el estrecho de Gibraltar y reunirse con su madre. Mientras caminan por el Sahara, su padre le describe imágenes galdosianas de la ciudad y le anima a no claudicar, conteniendo las lágrimas al ver el maltrecho cuerpecito que se esfuerza por seguir.

– Falta poco para llegar a Argelia, pero hoy acamparemos aquí.

Tiende una sábana sobre la arena, saca una lata de comida de la mochila y la comparte con el niño, que no tarda en quedarse dormido. Sabe que no lo dejará despertar y cava un agujero bajo el cielo estrellado para que pueda descansar tranquilo.

 

LA SORPRESA 

Me había acostumbrado al rol del hijo único, cuando una tarde mi madre me llamó a su cuarto para darme la sorpresa que tenía dos meses de embarazo. Aunque la más sorprendida fue ella que ya rondaba los cuarenta y había anunciado el cierre definitivo de la fábrica de óvulos. Meses después, al entrar a la sala de neonatos y verlo por primera vez, me asustó el marcado parecido con mi padre, fallecido cinco años atrás.

 

Chema Sánchez. Nicaragua, 1983. Escritor actualmente residente en México. Profesional en logística y cadena de suministros. Tiene una maestría en administración de empresas y una licenciatura en negocios internacionales. Ha publicado cuatro libros de minificción: Cosecha de historias (La Chifurnia libros, 2022), Prohibido morir (Quarks Ediciones digitales, 2022), Apocalipsis de bolsillo (Editorial Micromundos, 2022) y Disparos rasantes (2020). Sus textos han sido publicados en antologías y revistas de una docena de países.

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