Presentamos a continuación una selección de minificciones de la mexicana Karla Barajas.
EN LA OSCURIDAD ETERNA
—El estómago de la muerte está lleno de luciérnagas, las cuales distraen a quienes realizan camping entre sus huesos —les advierto al entrar a este bosque, y ninguno me cree hasta que se da cuenta de que jamás amanece.
ANTES ERA XENÓFOBO, PERO…
En el viaje hacia la muerte descubrí que todos somos migrantes.
ESTALLIDOS EMOCIONALES
Entré apresurada a la casa. Me quité el vestido y el ceñidor. Comencé a frotarme los pezones, a masajearme los pechos combos y pesados. Terminé apretándolos. Me puse en cuclillas. Sentí la sangre irradiando mi rostro, emití un gemido cuando mi leche salió disparada y llegó hasta donde la familia se reunía. El rocío no incomodó a nadie ni siquiera notaron que me desmayé del dolor. Y aunque no tiene sentido derramar más líquidos por el niño que perdí, mis ojos y mis pechos todavía fluyen por él, como los de aquella Diosa en su fuente, en “El Jardín del amor”.
LA PIEL SE ME ERIZÓ
—Les pedí, en tono amable, que no se comieran los cacahuates; son para Laura, tanto que los cuidaba. Dejaron el altar vacío y la basura por todos lados. ¡Son unos perros malcriados! —regañé a mis mascotas.
—Yo les di permiso, tía —dijo el eco de una voz parecida a la de mi difunta sobrina.
TRANSVERBERACIÓN
Las plumas del ángel se derritieron al contacto con la piel de mi abdomen. Mi temperatura se elevó; su mano tórrida me tocó el vientre. “No me desampares, eres la única compañía que me queda”, rogué. Estaba en éxtasis, lo recuerdo. Él deslizó sus plumas en mi espalda; mientras me poseía, pude verlas suspendidas por la habitación. Posó su dedo sobre mis labios. Dijo adiós y lo llamé. No volvió.
Piensan que mi encuentro con él fue resultado de una calentura. pero, padre, ¿cómo explican que mi recién nacido tenga una aurora y alas?
PALIMPSESTO
Ves en mi cuerpo el territorio donde hombres dejaron sus besos; las cicatrices, los embarazos, las grietas en los muslos. Advierto en mi piel la frontera donde inicia un viaje sensorial, un órgano sexual abierto que se eriza y en el cual se escribe con saliva. Recorremos mi corporalidad, te guío por mis zonas favoritas, te enseño los límites. Haces un palimpsesto imaginario, un lugar donde tus besos queden perpetuos e intactos por el resto de mi vida. Dices que soy tuya. Susurro: “esta es mi zona, no hay espacio para dictaduras ni propiedades privadas”.
Sales de casa y vuelvo a la fantasía de que pudimos amarnos sin poseernos.
DULCE COMPAÑÍA
—Por fin dejarás de sufrir malos tratos, golpes y hambre, mi niña —dijo el ángel de la guarda. Le dio un beso en la frente llena de moretones y cubrió su cuerpo con un manto de tierra.
Karla Barajas. Tuxtla Gutiérrez (Chiapas, México), 1982. Ha publicado los libros Neurosis de los bichos (La Tinta del Silencio, México, 2017), Esta es mi naturaleza (Editorial Surdavoz, México, 2018), Cuentos desde la Ceiba (La Tinta del Silencio, México, 2019), Donde habitan las muñecas (Quarks Ediciones Digitales, Perú, 2021), Cenizas de los amordazados por el alba (EOS Villa Digital Argentina, 2022), Viscerales (Chicatana Ediciones, 2022) y La raíz que cuartea la tierra (Editorial BGR, 2024). Ha sido antologista de varias colecciones de minificción, entre las cuales se destaca Mujeres en la minificción mexicana (EOS ViIla Digital, Argentina, 2021) y Antología de minificción mexicana (EOS Villa Digital en coedición con Chicatana Ediciones, 2022). Algunas de sus minificciones han sido traducidas al francés, al húngaro, al polaco y a la lengua maya-tseltal de la variante de Oxchuc.